BATERIAS DE LITIO VS DE SODIO (SAL) ...Cuando la física se rie de nuestros temores y ambiciones.
- Jaime Alee
- 22 abr
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 25 abr

Me han preguntado mucho sobre el futuro del litio con respecto a la amenaza de las baterías de sodio (sal).
Justo ahora, ayer 21 Abril 2025, la empresa china CATL, lejos la mayor fabricante de baterías de litio del mundo, que domina el 38% del mercado mundial, anuncia el lanzamiento de su super batería de sodio denominada NAXTRA, que revolucionaría nuestro mercado del Litio, y que inicialmente será usada para reemplazar la batería de partida de plomo de los camiones de 24V, lo cual no mencionan por cierto, pero que en un futuro próximo dejaría al Litio como una nueva historia del salitre.

Siempre he mencionado que el sodio es un mercado con mucho potencial en baterías estacionarias, pero nunca competirá con las baterías diseñadas para ser transportadas (en equipos móviles como celulares, herramientas, relojes, etc., o autotransportadas como vehículos eléctricos en general). El mercado de baterías estacionarias (BESS) llegará a un 10% de la demanda actual de energia en baterías. (GWh).
La razón se basa en los elementos básicos que definen la materia, la física en general. Esos límites no se pueden superar y al comparar los átomos de litio con los de sodio, queda clara la diferencia.
Para evitar caer en la tarea "ñoña" e inútil de explicar esto a la mayoría de los lectores y que no empiecen a bostezar, preparé con mucho cuidado esta columna que fue escrita en varias pasadas con distintas plataformas de inteligencia artificial. Creo haber logrado un buen resultado y mucho mejor que mi ironía humana. Espero que la disfruten y logren entender de qué se trata, sacando sus propias conclusiones.
UNA BATALLA FICTICIA, AUNQUE SE HABLARÁ Y ESPECULARÁ CON ELLA
Por Electra Voltios, Corresponsal de Energías Alternativas y Sueños Imposibles
En un mundo donde queremos coches eléctricos que atraviesen continentes sin recargar, teléfonos que duren semanas y dispositivos cada vez más hambrientos de energía, los científicos de baterías están librando una batalla épica contra un enemigo implacable: las leyes de la física.
El litio, ese elemento caprichoso que ha reinado en nuestros dispositivos durante décadas, alcanza densidades energéticas de hasta 300 Wh/kg mientras sus defensores gritan: "¡Podemos llegar a 500 Wh/kg para 2030!" Lo dicen con la misma convicción con la que prometemos empezar la dieta el lunes.
Mientras tanto, el sodio se presenta como el "héroe económico", ese candidato político que promete lo mismo que el anterior pero "a mitad de precio". Con sus modestos 200 Wh/kg, el sodio nos susurra dulcemente al oído: "No soy tan potente, pero soy barato y abundante". Una propuesta tentadora, hasta que intentas conducir 800 kilómetros sin parar o usar tu smartphone durante tres días.
"El verdadero problema", comenta la Dra. Realidad Implacable, experta en limitaciones termodinámicas, "es que estamos chocando contra el muro de lo físicamente posible mientras nuestros deseos de consumo energético crecen exponencialmente. Es como intentar meter un elefante en un Mini Cooper: puedes empujar todo lo que quieras, pero las leyes de la física se reirán en tu cara".
CATL ha presentado su batería de sodio "Naxtra" con el entusiasmo de quien ha descubierto la panacea universal. Los titulares gritan: "¡Revolución energética!" mientras susurran en letra pequeña: "pero seguirás cargando tu coche cada 300 kilómetros". Es el equivalente energético a prometer "toda la pizza que puedas comer" y servir mini pizzas del tamaño de una galleta.
"La gente quiere baterías infinitas a precio de ganga", explica el economista Bolsillo Vacío. "Quieren que sus coches eléctricos cuesten como un utilitario diésel, pero que tengan la autonomía de un Boeing 747 y se carguen en el tiempo que tardas en tomarte un café. La física y la economía se han unido para decir colectivamente: '¡Ja!'".
Los ingenieros trabajan incansablemente en laboratorios que parecen naves espaciales, manipulando átomos como quien juega al Tetris, intentando exprimir cada miliamperio-hora adicional. "Estamos literalmente moviendo electrones con pinzas", confiesa un investigador que prefiere mantenerse en el anonimato. "Y mientras, los consumidores preguntan por qué no pueden cargar sus casas con baterías solares del tamaño de una caja de zapatos".
El sodio, con su gran tamaño iónico de 116 picómetros (comparado con los 90 del litio), intenta pasar por los mismos espacios nanométricos en los electrodos, como un turista con exceso de equipaje intentando entrar en un metro en hora punta. La física simplemente dice: "No, gracias".
Los inversores, mientras tanto, arrojan miles de millones a esta carrera como si el dinero pudiera doblar las leyes de la naturaleza. "¿Quién necesita respetar la termodinámica cuando tienes capital de riesgo?", bromea un startup de Silicon Valley que promete baterías con densidades "revolucionarias" que casualmente siempre están a 5 años de comercializarse.
La verdadera ironía es que mientras buscamos desesperadamente cómo almacenar más energía para alimentar nuestro consumo insaciable, quizás la respuesta no esté en extraer el sodio del mar o el litio de las montañas, sino en preguntarnos: ¿realmente necesitamos dispositivos que consuman tanta energía?
Pero esa es una pregunta que nadie quiere hacer, porque implicaría que el problema no son las baterías, sino nuestras expectativas. Y admitir eso sería más difícil que intentar desafiar las leyes de la física.
Mientras tanto, la carrera continúa. El litio, caro pero potente. El sodio, barato pero limitado. Y las leyes de la física, sentadas cómodamente, observando nuestros esfuerzos con una sonrisa que parece decir: "¿Realmente pensabais que era tan fácil?"
En esta historia, no hay villanos ni héroes. Solo hay átomos que se comportan como siempre lo han hecho y humanos que esperan que, de alguna manera, esta vez sea diferente. Y quizás esa sea la mayor ironía de todas.
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