Codelco, el Litio y la "Camisa de Fuerza..."
- Jaime Alee
- hace 3 días
- 5 Min. de lectura
Del Logro simbólico al desafío de la rentabilidad sostenible.

Codelco y los Desafíos de su Estrategia del Litio: Un Análisis Detallado

Es un hecho destacable que CODELCO haya concretado acuerdos vinculantes tanto para el Salar de Atacama como para el Salar de Maricunga, un logro que merece reconocimiento. Simplemente “Chapeau” a los lideres ejecutivos de CODELCO por este trabajo casi imposible, mucho mas sutil y profundo que las negociaciones de Trump.
Sin embargo, es pertinente observar que los nuevos socios han procedido con dureza y tomado nota, en vista de ciertas restricciones impuestas a CODELCO por el Estado, a traves la estrategia nacional del litio. Estas condiciones han configurado un escenario de negociación particularmente complejo para la estatal.
A mi juicio, las principales son:
Participación Mayoritaria Estatal: CODELCO debe, por mandato, ostentar más del 50% de la propiedad en estas asociaciones.
Financiamiento y Aportes: CODELCO no dispone de capital fresco para estas inversiones, por lo que el nuevo socio debe financiar , sobre todo en el corto plazo, la casi totalidad de la inversión (capex).
El aporte esencial de CODELCO radica en la exclusividad de la propiedad minera (al ser el litio un recurso estatal y CODELCO una empresa del Estado). En el caso de Maricunga, CODELCO también aporta la prospección y un proyecto de ingeniería completo y evaluado, adquirido previamente a Salar Blanco.
Condiciones de Negociación Adversas: Las asociaciones debieron negociarse en plazos acotados y bajo circunstancias desfavorables para CODELCO. Notablemente, sus evaluaciones se basaron en proyecciones de precios del litio que duplicaban con creces la tendencia actual del mercado.
El Acuerdo en el Salar de Atacama con SQM
El primer contrato, correspondiente al Salar de Atacama, se suscribió con SQM. Esta empresa, si bien eran conocidas sus aprehensiones políticas por el gobierno de turno, se volvió un socio indispensable por razones prácticas y económicas para materializar la aspiración estatal de tener una empresa nacional del litio. La realidad indicaba una limitada experiencia estatal en el rubro y en proyecciones comerciales, haciendo de la asociación con SQM –una de las tres mayores productoras mundiales, de origen chileno y con vasta experiencia– la vía más factible para una operación "propia". El gobierno encomendó esta misión a Codelco, la cual se concretó ejerciendo presión política sobre SQM mediante la perspectiva de extender su contrato de operación en el Salar de Atacama (un activo de relevancia global) más allá de 2030, fecha original de su término.
El contrato resultante evidencia las limitaciones que enfrentó CODELCO como negociador, las cuales, no obstante, logró sortear para cumplir con las restricciones impuestas.
Hasta 2030: La participación de CODELCO es más bien nominal en la operación actual, siendo "socio" principalmente en proyectos adicionales. El control real se materializa de forma simbólica a través de pactos restrictivos.
Desde 2030: Asume un control mayoritario, pero este es marginal y está sujeto a restricciones técnicas y pactos que permiten a SQM mantener una influencia decisiva en la operación, similar a la de un copiloto en un avión, tiene el control pero no el monopolio del mando.
Negocios Derivados (Cloruro de Potasio - KCL): El KCL, un subproducto importante del proceso de producción de litio con valor en el mercado de fertilizantes, se maneja de forma particular. El contrato estipula que este producto, aunque parte de la operación conjunta, será "vendido" en su totalidad por la sociedad a SQM para su línea de negocios de potasio y nutrientes, externa al acuerdo del litio. Igualmente ocurrirá en el futuro con la moderna y enorme planta de refinería química, que en el futuro podría recibir insumos de litio no refinado desde otras operaciones (...).
El Acuerdo en el Salar de Maricunga con Rio Tinto
El segundo contrato, para la operación en Maricunga con Rio Tinto, reitera la condición de que el socio aporte el financiamiento. Este acuerdo se gestó en un momento complejo, ya que la caída de los precios del litio dificultaba proyectar una evaluación positiva si el nuevo socio debía cubrir toda la inversión y ceder más del 50% de la propiedad a CODELCO. Una valoración positiva era factible con precios en torno a US$ 20.000 por tonelada, pero no con los US$ 10.000-13.000 vigentes.
Por ello, se estructuró una serie de aportes de inversión condicionados por parte de Rio Tinto:
Un monto total de hasta USD 900 millones.
USD 350 millones al cierre de la transacción.
USD 500 millones al momento de la Decisión Final de Inversión del proyecto (FID), lo cual probablemente ocurrirá tras una segunda fase de exploración (un due diligence minero estándar) y una mayor claridad sobre los precios futuros.
USD 50 millones si el proyecto alcanza la primera producción de carbonato de litio equivalente comercializable antes del 31 de diciembre de 2030. Esto sugiere un horizonte de al menos cinco años para la plena operatividad del acuerdo, con una cuota inicial que formaliza el inicio de actividades.
A pesar de estas complejas condiciones, CODELCO aseguró el 50,01% de la propiedad y un director adicional (de un total de cinco), cumpliendo así con la exigencia política mencionada.
Consideraciones Finales (con un toque de ironía y humor)
Así que, echando mano a ese bien a veces escaso llamado "sentido común", vemos que Codelco, a pesar de jugar con una mano atada a la espalda (cortesía de la mentada "camisa de fuerza" estatal), se colgó la anhelada medalla. ¡Objetivo político-simbólico cumplido, y que suene la orquesta! Claro que la medalla, por ahora, brilla más por lo simbólico que por el oro contante y sonante. Digamos que es un "logro formal", con una pista de obstáculos por delante que podría hacer palidecer al mejor corredor de rally. Y ojo, que en esa pista siempre hay entusiastas "colaboradores" listos para aportar con su particular visión a la gestión profesional, faltaba más.
En fin, que la "camisa de fuerza" estatal no es precisamente el último grito de la moda en el mundo de los negocios rentables. Para que esa flamante "medalla simbólica" no termine siendo un elegante pisapapeles y se convierta en un proyecto que realmente deje algunas lucas y se sostenga solito en el tiempo, la receta parece sacada de un manual de alta magia corporativa: se necesitan "estructuras financieras que harían sonrojar a un contorsionista", una "gobernanza más firme que estatua de O'Higgins" y la habilidad de "sacarle el jugo hasta a las piedras en las cadenas de valor paralelas". Obviamente este enorme proyecto estatal deberá aportar muchisima dedicación, financiamiento, flujo y dedicación profesional, considerar reinversión y estrategia profesional para poder sobrevivir sin soltar las restricciones iniciales y eventualmente fortalecerlas.
Solo con ese menú completo –y quizás una ayudita de los astros–, tal vez, se logre espantar a los fantasmas del riesgo político y de mercado. Y así, con un poco de suerte y mucha gestión, el Estado podría ver un retorno que no sea solo para la foto con el diploma enmarcado.
Comments